COP26: Una nueva oportunidad por la justicia climática

3 de noviembre de 2021. La ciudad escocesa de Glasgow acoge desde el 31 de octubre hasta el 12 de noviembre la llamada COP26, cumbre internacional sobre el cambio climático.

Las siglas COP en inglés se refieren a la Conferencia de las Partes. Es decir, una reunión de los países que forman parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Esta convención se adoptó en 1992 y reconocía que los gases de efecto invernadero emitidos por el ser humano en su actividad cotidiana aceleran el cambio climático. La convención fijó que los firmantes debían reducir esos gases y para evaluar los progresos de lo acordado celebran las COP, en las que participan los delegados y ministros de los casi 200 países del mundo firmantes.

La primera COP se desarrolló en Berlín en 1995 y la número 26 se debería haber celebrado en Glasgow hace un año, pero la pandemia obligó a aplazarla. La última fue en Madrid en 2019.

¿Qué es el Acuerdo de París?

La convención marco sirvió para que se aprobara en 1997 el Protocolo de Kioto, revisado después en el Acuerdo de París, que obliga a los países firmantes reducir sus emisiones de gases efecto invernadero. La suma de todas esas reducciones debería ser suficiente para que se cumpla el principal objetivo que se marcó: que el aumento de la temperatura media del planeta no supere los 2 grados centígrados respecto a los niveles preindustriales y en la medida de lo posible que no rebase los 1,5 grados. Ese es el límite que establece la ciencia para evitar los efectos más catastróficos de una situación que en estos momentos no se puede revertir. El planeta está ya en un calentamiento de 1,1 grados. Por tanto no se está cumpliendo el este acuerdo.

¿Puede mejorar esta situación en Glasgow?

Es lo que esperamos. 120 de los casi 200 países firmantes del Acuerdo de París han revisado sus planes de recorte de emisiones antes de que arranque la cumbre.

La Unión Europea, en su última actualización, ha prometido reducir sus emisiones un 55% en 2030 respecto a 1990. EE.UU, tras la salida de Donald Trump de la Casa Blanca y la vuelta al Acuerdo de París, se ha comprometido a reducirlos entre un 50% y un 52% en 2030 respecto a los niveles de 2005. Y China se ha fijado como principal objetivo alcanzar su pico de emisiones en 2030, lo que le permitiría seguir con emisiones crecientes durante esta década.

Muchos países se están comprometiendo a alcanzar la neutralidad de carbono o emisiones netas cero a mediados de siglo. Esto supone que para entonces solo podrán emitir los gases que puedan ser captados por los sumideros, tanto los naturales (por ejemplo, los bosques) como los artificiales (a través de unas técnicas de captura y almacenaje que en estos momentos están en fase experimental). Hasta ahora, unos 75 países se han fijado como meta las emisiones cero a mediados de siglo, la mayoría en 2050, aunque algunos también en 2060. Durante la cumbre de Glasgow es posible que más países lo hagan. Sin embargo, los organismos internacionales advierten de que existe un problema de coherencia entre muchas de esas metas y los planes de recorte que tienen los países y que no conducen a esa neutralidad.

¿Qué más se puede esperar de la cumbre de Glasgow?

En los últimos meses se ha trabajado para intentar cerrar otros acuerdos puntuales durante la COP26. Por ejemplo, se busca que un amplio número de países se comprometan a abandonar el carbón para generar electricidad. O a dejar de producir coches de combustión en 2035.

Y más de medio centenar de países también se van a comprometer a reducir un 30% las emisiones de metano en 2030. Este es un potente gas de efecto invernadero y es junto al dióxido de carbono es el principal impulsor del calentamiento global.

Además, también es previsible que se anuncien nuevos compromisos de ayuda financiera. Los países desarrollados debían movilizar anualmente 100.000 millones de dólares para ayudar a los países más pobres a hacer frente a los efectos del calentamiento y a recortar sus emisiones. Pero en 2019, según los cálculos de la OCDE, se había llegado solo a los 79.600. Y un reciente informe liderado por Alemania y Canadá reconoce que no se alcanzará hasta 2023 la meta de los 100.000 millones de dólares (86.000 millones de euros). Además, muchas organizaciones no gubernamentales ponen en duda la incidencia de esos fondos y critican que una gran mayoría del importe se corresponda con préstamos y no con ayudas a fondo perdido.

¿Por qué la lucha por la justicia climática nos convoca como católicos?

Los católicos nos preocupamos por el cambio climático porque sus efectos repercuten sobre todos los seres vivientes, y de manera  muy especial sobre los más vulnerables. Hemos comprendido que el grito de la tierra es también el grito de las personas empobrecidas. Hay una llamada a actuar y entrar en comunión con el Espíritu por el bienestar del planeta y contribuir a la conservación de la casa común.

El Papa Francisco nos llama a todos y todas a una conversión ecológica, un proceso de reconocimiento de nuestra contribución a la crisis social y ecológica y un compromiso para actuar de manera que se alimente la comunión: sanando y renovando nuestra casa común. La encíclica Laudato Si es una invitación a enderezar, de una vez por todas, los caminos que permitan recuperar el daño ya causado a la tierra y a los y las más frágiles, y preservarla para las generaciones futuras, cuyas voces claman desde el presente.

¿Qué proponemos desde Proclade Bética?

Uno de los éxitos del COP26  es que se movilice la conciencia ciudadana a favor de la justicia climática y la reversión del proceso de calentamiento global. Tenemos algunas ideas sencillas:

  • Seguir la evolución de la reunión a través de los medios de comunicación y generar debate informado sobre las propuestas, renuncias, logros y fracasos de la misma.
  • Participar de las movilizaciones que se proponen a nivel global, en especial aquellas que se promueven desde el Movimiento Laudato Si: Red mundial de oración, desinversión de comunidades e instituciones, firmar la carta-petición del Papa a los líderes mundiales “Planeta Sano- Gente Sana”… (pincha aquí para acceder a ellas).
  • Comprometerse, de manera especial en esta semana, con pequeños gestos cotidianos para cuidar el planeta: reduce los residuos e intensifica el reciclaje, revisa tus hábitos alimentarios para que sean más sostenibles (reducir el consumo de carne, consumir productos eco y km 0, evitar los envases…), usa el transporte público, camina o ve en bicicleta, no compres lo que no necesitas, etc.

 

 

(También te puede ayudar ‘11 claves para entender la COP26’, por MANUEL PLANELLES de EL PAÍS. Pincha aquí para leer el artículo).

Para estar enterado de lo que sucede en la COP26, puedes pinchar aquí.

Para ver la Guía claretiana para seguir la COP26, pincha aquí.

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