COVID19: El desafío para la cooperación en el Hogar Lerchundi en Tánger (Marruecos)

Por Rosa Barrera y Elisa Barbero

Desde el día 20 de marzo y, de momento, hasta el próximo 20 de mayo Marruecos continuará en “Estado de Emergencia”. Esta declaración ha provocado, entre otras cosas, el cierre de los colegios, y también el del Hogar Lerchundi.

Durante el periodo de confinamiento las familias tendrán que pasar su mes sagrado de Ramadán, que comienza el próximo 24 de abril, sin opción de reunirse con sus seres queridos y compartir el fin del ayuno diario y la oración colectiva.

Así pues, en estos días no hay niñas ni niños en nuestro Hogar, pero sí mucha actividad, porque se mantiene la comunicación directa con las familias de los 81 menores que tenemos matriculados este curso.

Muchas de las familias se han visto obligadas a regresar a sus pueblos de origen, dado que las madres, de las que depende en muchos casos la economía familiar, han perdido su trabajo en la ciudad, muy vinculado a los servicios (limpieza, hostelería) y a las fábricas de la zona franca, que están prácticamente paralizadas.

Las familias que se han quedado en Tánger viven una situación de gran incertidumbre sobre su futuro inmediato: cómo hacer frente al pago de alquileres de sus habitaciones, hasta cuánto van a poder estirar las ayudas estatales (las que las han recibido) y qué va a ser de sus hijas e hijos si la situación persiste.

Para tratar de proteger a los menores y a sus familias, hemos canalizado ayuda económica a las familias más empobrecidas y en situación de mayor vulnerabilidad y que han quedado fuera de los subsidios de emergencia habilitados por el Rey de Marruecos.

Asimismo, estamos articulando un sistema de bonos para que algunas familias puedan comprar alimentos en las tiendas del barrio con cargo al presupuesto del Hogar, lo que pensamos que puede servir de ayuda en el periodo de confinamiento que se acaba de ampliar un mes más.

Por último, el Hogar Lerchundi ha decido mantener contratado a todo su personal de plantilla, tres personas de cocina-limpieza y cinco monitoras. Esta es una apuesta de la institución por poner en el centro a las personas, y favorecer que las trabajadoras puedan seguir contando con ingresos que les ayuden a superar esta situación, y sientan el apoyo de la institución en la que prestan sus servicios.

Además, las monitoras continúan teletrabajando ofreciendo apoyo escolar a los menores que lo necesitan por vía telefónica, con un seguimiento especial, que no pueden prestar sus progenitores por su escaso nivel formativo, o por no contar con internet en casa para poder seguir el curso escolar (la escuela pública ha habilitado la posibilidad de continuar el curso vía on line, pero tiene un escaso seguimiento por parte del alumnado).

En estos momentos duros para todo el planeta, queremos agradecer a todas las personas que conforman la gran familia de Proclade Bética su compasión y cercanía, especialmente el apoyo que siempre han prestado al Proyecto del Hogar Padre Lerchundi. Ahora, más que nunca, su solidaridad es necesaria.

Queremos seguir apostando por no dejar a nadie atrás, por el derecho a una educación de calidad y al desarrollo integral de todas las personas. Nos sentimos, junto a todos y todas ustedes, parte de una misma “misión”.

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