Día de los Derechos Humanos: fuente universal

El Día de los Derechos Humanos se celebra cada 10 de diciembre, coincidiendo con la fecha en que la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Declaración Universal de Derechos Humanos, en 1948.

Se trata, por lo tanto, de un documento histórico que proclamó los derechos inalienables inherentes a todos los seres humanos, sin importar su raza, color, religión, sexo, idioma, opiniones políticas o de otra índole, origen nacional o social, propiedades, lugar de nacimiento, ni ninguna otra condición, razón por la que luchan millones de personas en el mundo, movimientos, grupos y oenegés como Proclade Bética.

Es el documento más traducido del mundo y está disponible en más de 500 idiomas.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos marca un hito en la historia de la humanidad: elaborada por representantes de todas las regiones del mundo con diferentes antecedentes jurídicos y culturales, fue proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en París, el 10 de diciembre de 1948, hace 70 años, como “un ideal común para todos los pueblos y naciones”.

Fuente de universalidad 

Esta carta universal fue firmada por los 185 Estados Miembros de las Naciones Unidas, por lo que de ahí radica parte de su universalidad, no solo por la cantidad de países que la acogieron, sino porque sus raíces están en todas las culturas y tradiciones.

Mirando al Evangelio, podríamos decir que hoy son una traducción actualizada de sus llamadas. La Declaración nos hace más fuertes a todos y los principios que recoge son tan relevantes en la actualidad como lo fueron en 1948. Debemos luchar por nuestros propios derechos y por los del prójimo.

Los Derechos Humanos y los Objetivos de Desarrollo Sostenible

Los Derechos Humanos son el epicentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), ya que sin dignidad humana no podemos impulsar el desarrollo sostenible. Los derechos humanos están impulsados ​​por el progreso de todos los ODS, y los ODS están impulsados ​​por los avances en los derechos humanos. Ambos están interconectados.

En días como hoy, es bueno recordar las palabras de Eleanor Roosevelt: «En definitiva, ¿dónde empiezan los derechos humanos universales? En pequeños lugares, cerca de casa; en lugares tan próximos y tan pequeños que no aparecen en ningún mapa. (…) Si esos derechos no significan nada en estos lugares, tampoco significan nada en ninguna otra parte. Sin una acción ciudadana coordinada para defenderlos en nuestro entorno, nuestra voluntad de progreso en el resto del mundo será en vano».

La Conferencia Española de Religiosos (CONFER), ha realizado esta maravillosa oración por el Día de los Derechos Humanos que queremos compartir:

Padre Nuestro de la Paz

Padre que miras por igual a todos tu hijos.  

Nuestro: de todos, todos los millones de personas que poblamos la tierra, sea cual sea su edad, color, religión, lugar de nacimiento.

Que estás en los cielos y en la tierra y en cada hombre, en los humildes y en los que sufren Santificado sea tu nombre, en los corazones pacíficos de todos, hombres y mujeres, niños y ancianos, de aquí y de allí.

Venga a nosotros tu reino, el de la paz, el del amor, el de la justicia, el de la verdad, el de la libertad.

Hágase tu voluntad siempre y en todas las naciones y pueblos. En el cielo, en la tierra. Que tus planes de paz no sean destrozados por los hombres violentos, por los tiranos.

Danos el pan de cada día que está amasado con paz, con amor y aleja de nosotros el pan de la cizaña y del odio que alimenta envidias, divisiones y violencia.

Dánoslo hoy porque mañana puede ser tarde. Los misiles están apuntando y quizá algún loco quiera disparar.

Perdónanos no como nosotros solemos perdonar, sino como Tu perdonas sin resquemores, sin rencores ocultos.

No nos dejes caer en la tentación de mirar con recelo al de enfrente, de olvidarnos de nuestros hermanos necesitados, de acumular lo que otros necesitan, de vivir bien a costa de los demás.  

Líbranos del mal que nos amenaza, de los egoísmos de los poderosos, de la muerte que producen la guerra las armas, el odio. Porque somos muchos, Padre, los que queremos vivir en paz y construir la paz para todos.

Amén.

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