Día Internacional del Voluntario: lanzamiento del número 62 de la revista de Proclade Bética

Coincidiendo con el Día Internacional del Voluntariado, que se celebra el 5 de diciembre, Proclade Bética saca su revista, de carácter semestral, que corresponde al número 62 y cuya temática trata ampliamente este tema. Su título, ‘Voluntariado Transformador’.

Cada día, miles de personas se ofrecen como voluntarios, sobre el terreno o en línea y en diferentes áreas, para contribuir a la paz, desarrollo sostenible y que todos los proyectos que diferentes asociaciones u organizaciones no gubernamentales salgan adelante. Gracias al voluntariado, los ciudadanos construyen su propia resiliencia, amplían su conocimiento básico y adquieren un sentido de la responsabilidad para sus propias comunidades. El voluntariado consolida la cohesión social y la confianza al promover acciones individuales y colectivas, lo que conlleva efectos sostenibles para las personas mediante las personas.

Como destaca Antonio Guterres, secretario general de la ONU, «por su diversidad de funciones y su dinamismo en la promoción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el voluntariado merece recibir un apoyo firme de los Gobiernos y otras partes interesadas. En este Día Internacional, doy las gracias a las voluntarias y voluntarios por sus esfuerzos para no dejar a nadie atrás».

Aquí os dejamos el enlace al número 62 de la revista de Proclade Bética y además, os dejamos la experiencia de María de la Paz Ruíz, voluntaria de Proclade Bética en Sevilla y miembro de su junta directiva:

Revista_Proclade_Bética_número62

 

CAMPO DE VOLUNTARIADO EN NÍJAR. ALMERÍA
MARÍA DE LA PAZ RUIZ. Voluntaria en la delegación de Proclade Sevilla y Miembro de la junta directiva

Hablaban mis hijos sobre los proyectos de estudios en Zimbabwe, oía a otras madres del colegio que en los mercadillos del colegio podías comprar uniformes, libros, a buen precio para ayudar a los misioneros claretianos… pero poco más había oído hablar de Proclade.

Un día, hablando con amigas y madres del colegio que ya eran voluntarias en la delegación de Proclade en Sevilla, empecé a interesarme y me animaron a colaborar. Siempre he pensado que si realmente quieres VIVIR tienes que implicarte y conocer a todas aquellas personas y entornos que aparezcan en tu vida. Y así, poco a poco, se despertaron dentro de mí, nuevas inquietudes: ¿Por qué no ampliar los horizontes de mi vida y no limitarme solo a todo aquello que tengo cerca y que puedo controlar, dentro de mis posibilidades? ¿Porqué no pensar que otras personas que no estén en mi entorno, forman parte de “mi mundo”? Y fui conociendo Proclade, su equipo, sus proyectos, sus actividades…

Pero llegó el momento. Había que dar un paso más: saber más, sentir más, VIVIR más, conocer un nuevo mundo para mí, poner caras, nombres, VIDAS… Decidido, NÍJAR.

Querría destacar, en primer lugar, la impresionante labor que realizan las Hermanas Mercedarias ante una situación que resulta desesperante. ¡¡Hay tanto por hacer!!. ¡¡¡Harían falta tantas manos!!! Pero voy a dedicar mis palabras a las personas migrantes que allí conocí, que marcaron mi vida para siempre.

La llegada fue impactante. Una casa pequeña, sin comodidades, se convertiría en un auténtico hogar que sería testigo de momentos muy especiales y nuevos para mí. Fueron momentos que se han quedado grabados para siempre en mi corazón, y que han conseguido levantar mi mirada a los ojos de las personas migrantes que se cruzan diariamente en mi vida y que antes ignoraba. Hubo momentos de alegría, de oración, compartiendo comidas, conversaciones, deporte, juegos con los niños… pero también momentos muy difíciles, extremadamente difíciles. Te sentías tan cerca de ellos que llegabas a sentirte culpable de su sufrimiento. ¡Cómo escuchar el relato de la vida de unos chavales, que podrían ser mis hijos, explicando cómo salieron de sus casas sin saber si volverían a ver a su familia, sin saber que les deparaba el futuro, sin saber que comerían y dónde dormirían esa noche! ¡Cómo escuchar el recuerdo de esa última noche antes de partir mirando, quizás por última vez, los ojos de su madre!

No puedo mirar ya hacia otro lado. Mi vida ha cambiado para siempre. Mi mundo es mucho más grande de lo que yo creía, y quiero saber más de él, saber cómo se ha llegado hasta aquí y qué puedo hacer para que sea diferente. Después de Níjar, veo el voluntariado como un compromiso personal hacia una causa que pertenece a mi mundo, que forma parte de mi vida, y de la que tengo mucho que aprender. Necesito saber más, conocer la historia, por qué hemos llegado hasta aquí, cómo se está permitiendo que las personas inmigrantes sufran tanto, por qué un continente con grandes recursos avanza tan lento… por qué… por qué.

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