El 1 de diciembre se celebra el Día Mundial contra el Sida bajo el lema ‘Las comunidades marcan la diferencia’, por lo que es una buena oportunidad para reconocer el papel fundamental que estas han desempeñado y continúan desempeñando en la respuesta al VIH a nivel local, nacional e internacional.
Las comunidades contribuyen a la respuesta al sida de maneras muy distintas: en ellas se integran los educadores de iguales, las redes de personas que viven con el VIH o están afectadas por el virus. Su liderazgo y la defensa que llevan a cabo permiten garantizar que la respuesta siga siendo relevante y fundada, que las personas sigan estando en el centro y que nadie quede detrás.
De esta forma, El Día Mundial del Sida ofrece una importante plataforma desde la que destacar el papel de las comunidades en un momento en el que la reducida financiación y el cada vez menor espacio dedicado a la sociedad civil hacen peligrar la sostenibilidad de los servicios y de los esfuerzos por defenderlos. Se requiere que las comunidades se movilicen mucho más, y cuanto antes, con el fin de derribar las barreras que impiden el paso a las comunidades que se encargan de hacer llegar los servicios, entre ellas las restricciones a los registros y la ausencia de modalidades sociales contractuales.
Las comunidades están haciendo llegar servicios increíblemente importantes y brindando su apoyo para contribuir a la respuesta al VIH. Al apoyar el acceso al tratamiento, garantizar la confidencialidad de los servicios relacionados con las pruebas del VIH y asegurarse de que la gente tenga a su disposición las herramientas de prevención que necesita, las organizaciones de la comunidad son muchas veces el único medio de apoyo en algunos de los entornos más hostiles. Sin embargo, las comunidades necesitan apoyo económico, legal y político para continuar y hacer crecer la gran labor que realizan para conseguir que la gente esté segura.
Una realidad que no es ajena
Para Proclade Bética esta realidad no es ajena y de hecho, fue siendo consciente de los efectos del VIH como nació el Proyecto Karikoga de La Educación Cambia Vidas en Zimbabwe.
Precisamente, el misionero claretiano Joaquín Béjar visitó diferentes lugares en España en el mes de octubre de este 2019 y compartió diferentes aspectos de su vida en Zimbabwe y de la misión de la congregación en este país. Explicó en diversos foros cómo nació el Proyecto Karikoga -el que es pequeño y está solo- y describió cómo el trabajo comenzó realizando visitas a diferentes hogares con los grupos de laicos y laicas de las Conferencias de San Vicente de Paul, en las parroquias que tienen encomendadas los misioneros claretianos en Ruwa, cerca de la capital Harare: estos grupos desarrollan una labor de detección de necesidades y fue así como se encontraron con la dura realidad de los menores huérfanos por el SIDA y se fue articulando un proyecto de apoyo al acceso a la educación de estos niños y niñas vulnerables.
En Zimbabwe se desarrollan 2 proyectos educativos dentro del programa La Educación Cambia Vidas:
- El Proyecto Karikoga. Se encuentra en el municipio de Ruwa y distrito de Goromonzi en la provincia de Mashonaland West en Zimbabwe. Los Misioneros Claretianos trabajan en esta zona desde 2007, en estrecha colaboración con la Asociación de San Vicente de Paúl. Zimbabwe es uno de los países más afectados por la epidemia del VIH, con una tasa de prevalencia entre los adultos de alrededor de un 20,1%. Esto genera que haya niños/as huérfanos/as que tienen dificultades para acceder a la educación formal, ya que no hay una cobertura desde el gobierno de esas necesidades, y las familias no son capaces de hacer frente a los gastos que supone una educación no gratuita. Las familias de acogida cubren los gastos imprescindibles de alojamiento y comida, entre los que no se encuentra la escolarización y, si pueden permitírselo, optan por enviar a la escuela a sus propios hijos e hijas. Con este proyecto se facilita el acceso a la educación de 250 niños/as (80 de secundaria y 170 de primaria) huérfanos/as de familias con bajos recursos. Además de la escolarización, se hace un seguimiento nutricional ya que se han detectado casos de especial necesidad.
- El Proyecto de Estudios Universitarios. Se sitúa en los distritos de Gokwe Norte y Gokwe Sur, provincia de Midlands en Zimbabwe, donde los Misioneros Claretianos llevan a cabo La Misión Rural de Zhomba. En Zimbabwe únicamente el 6% de los jóvenes va a la universidad. En las zonas rurales es más complicado aún y los recursos familiares no permiten hacer frente a los gastos que supone una formación superior. Este proyecto apoya el acceso a la educación universitaria de 31 jóvenes de la misión de Zhomba. Se trata de una iniciativa con un gran potencial transformador, ya que los conocimientos y el aprendizaje de cada uno de estos jóvenes, será devuelto a sus lugares de origen y toda la comunidad podrá enriquecerse.