31 de diciembre de 2021. Es bueno hacer examen, echar la vista atrás para dar gracias, reconocer cómo el espíritu ha guiado y experimentar la presencia de Dios en el día a día, identificar aquello que se muestra como debilidad y oscuridad, y planear cómo hacer frente a los nuevos retos del futuro inmediato. Siempre es bueno examinar, pero es tradicional hacerlo cuando se acaba un año, el 2021, en el hemos seguido zarandeados por los efectos de una pandemia que agudiza las contradicciones de un mundo desigual e injusto.
Hay mucho que agradecer. Siempre. En primer lugar, a tantas personas que, con su generosidad, su participación e implicación, sus iniciativas, su interés por convertirse en agentes generadores de cambio, hacen de Proclade Bética un instrumento para construir fraternidad. Gracias también a la resistencia e ilusión de misioneros, misioneras, equipos de las entidades socias locales que trabajan en diferentes lugares del mundo, colaborando con Proclade Bética por el derecho a la educación, la salud, a una vida libre de violencias, a tener oportunidades de trabajo decente para personas y las comunidades más vulneradas. Todo ello mediante el Programa Educación Cambia Vidas (ECV) y otros proyectos en Zimbabue, Marruecos, India, Argentina y R.D Congo, Guatemala o Costa de Marfil.
En entornos más cercanos, este año se han podido desarrollar programas y acciones de educación, formación, sensibilización… que impulsan cambios en los modelos de vida personales y sociales realmente transformadores: el proyecto Agentes Generadores de Cambio (Bibliotecas Humanas, Planeta, Actuamos en igualdad, cambia con tu barrio), las experiencias en red de Aprendizaje y Servicio con universidades, el trabajo desarrollado por Manos Jóvenes-Proclade… oportunidades de encuentro y crecimiento vividos como un regalo para todas las personas que han participado.
También hay algunas oscuridades. Han seguido muy limitados los encuentros, los abrazos, y con ellos la expresión del afecto más cercano y humano que es tan propio de Proclade Bética. Echamos de menos más contacto físico, aunque este año se pudo celebrar el Encuentro de Voluntariado de la Provincia de Fátima en septiembre en Sevilla. Vivimos con preocupación e indignación, junto con otras organizaciones del sector, el desmantelamiento de la cooperación internacional pública, justo en estos momentos, en que se evidencian las desigualdades en materia de salud y de previsión social en tantos lugares del mundo, y se incrementan los efectos del cambio climático entre las poblaciones más vulnerables.
Grandes retos se asoman en el próximo año. Nos interpela la violación de los derechos humanos en tantas partes del mundo, el drama de hermanos y hermanas migrantes en las fronteras, el modelo de consumo que hiere al planeta y condena a la pobreza a tantas personas… Proclade Bética quiere hacer contagiosa la solidaridad y el compromiso transformador. Nos marcamos como objetivo crecer y fortalecer la base social que se anima a ser parte de esta tarea, involucrar a más entidades y empresas en la lucha por un mundo más justo y fraterno, ser mensaje de esperanza y de paz fruto de la justicia. Seguiremos fortaleciendo vínculos con las misiones claretianas en todo el mundo y promoviendo un voluntariado local y global con mirada horizontal y transformadora. Esos son los retos que afrontamos con humildad e ilusión.