21 de abril de 2023. El Día Internacional de la Madre Tierra (22 de abril) se celebra desde el año 1970 con el objetivo de reflexionar y concienciar sobre los problemas que la humanidad ha generado en los sistemas naturales como consecuencia de un modelo de desarrollo depredador, despilfarrador e insostenible.
El lema escogido este 2023 es «Invertir en nuestro planeta». Este lema intenta implicar no solo a los gobiernos y a las empresas sino también a la ciudadanía para que se esfuerce en conseguir un modelo de relación con la naturaleza más sostenible, que ofrezca una oportunidad a las poblaciones más vulnerables y a las nuevas generaciones para vivir plenamente. Es una ocasión para reflexionar sobre modelos de economía que pongan en el centro a la persona, que no se basen en la acumulación y la desigualdad y promuevan prácticas medioambientales que respeten los derechos de todas las personas y del planeta.
El papa Francisco nos insta a una conversión personal y comunitaria e insistía el pasado año en la jornada mundial de oración por la creación en la necesidad de “compromiso y oración ante el dolor de la tierra que no deja de gemir”.
Plan Estratégico 2023-29
La Asamblea General de Proclade Bética celebrada este año ha aprobado el Plan Estratégico 2023-29, resultado de un amplio proceso de participación que ha superado a las personas que directamente están involucradas en la organización.
Esta oportunidad ha sido posible porque han confluido en el tiempo diferentes procesos de consulta y participación en torno al ámbito social y de solidaridad en la Provincia Claretiana de Fátima, cuyo fin último era la reflexión estratégica en las diferentes instancias, todas ellas conectadas. Soñamos ser una organización abierta y participativa, configurada por la identidad cristiana, misionera y claretiana, que trabaja con perspectiva local y global, y que promueve y apoya cambios en las personas y comunidades para un mundo más justo, igualitario y sostenible.
Precisamente, una de las líneas estratégicas focales que orientan el Plan es la Ecología Integral, que responde a la llamada del Papa Francisco en su Encíclica Laudato Si a transformar nuestras vidas desde el respeto a la Madre Tierra. La línea estratégica plantea un objetivo general que es promover e impulsar estilos de vida sostenibles que contribuyan al cuidado del medio ambiente y a la mejora de las condiciones de vida de las personas y comunidades empobrecidas. Paralelamente se plantean una serie de objetivos específicos que tienen que ver con la priorización de iniciativas, acciones y proyectos de cuidado del medio ambiente, desarrollo sostenible, consumo responsable etc. e incorporado de forma transversal un enfoque de sostenibilidad en las áreas de Cooperación Internacional para el Desarrollo, Intervención Social y Educación para la Ciudadanía Global; formación del voluntariado sobre Laudato Si y otros documentos civiles y eclesiales que abordan la problemática ambiental y reflexionan sobre alternativas en los modos de vida; intercambio y difusión de información y experiencias en materia de ecología, modos de vida y luchas de las poblaciones indígenas, especialmente de las mujeres, como defensoras de sus territorios; adoptar prácticas sostenibles en todas las actividades y proyectos que desarrolla o promueve Proclade Bética y trabajar en red campañas de incidencia ambiental así como apoyar iniciativas de economía circular, solidaria, local y alternativa.
Proyecto de lucha contra el cambio climático en África Oriental
Proclade Bética también desarrolla proyectos que favorezcan a la Madre Tierra. En este sentido, busca financiación para el proyecto de ‘Lucha contra el Cambio Climático en África Oriental (Tanzania – Uganda – Kenya)’, que se llevará a cabo en tres ubicaciones muy remotas de la misión claretiana en la delegación independiente de S. Charles Lwanga (Tanzania, Uganda, Kenya):
- La misión de Njombe en Tanzania (a unos 800 kilómetros de Dar-Salam, la capital), en una finca de los misioneros claretianos de 150 acres. Los habitantes de esta zona son agricultores y la deforestación es un problema grave aquí, ya que se ha producido una tala de árboles masiva para satisfacer las necesidades de combustible.
- La misión de Malindi en Kenya (a unos 150 kilómetros de la ciudad de Mombasa), en una finca de los misioneros claretianos de 50 hectáreas. Es una zona remota y mayormente de un clima seco durante todo el año. La población lleva un tipo de vida nómada y su ocupación principal es el pastoreo de ganado. La tierra está muy degradada y erosionada por la escasez de vegetación combinada con episodios de lluvias torrenciales.
- La misión Butlangu (distrito de Nakessero) en Uganda (a unos 130 kilómetros de la capital Kampala). Los Misioneros Claretianos tienen aquí 50 hectáreas de tierra. En esta misión, la proyección es establecer una escuela secundaria, por lo que aquí el proyecto quiere tener una dimensión de sensibilización y educación ambiental, para que las nuevas generaciones se involucren en la conservación del medio ambiente. La comunidad mantiene una agricultura de subsistencia y es muy urgente plantar árboles y preservar los suelos y gestionar el agua de lluvia.
Los Misioneros Claretianos de la delegación independiente de S. Charles Lwanga tienen como prioridad apostólica en esta parte del mundo luchar contra el cambio climático. En África Oriental, donde los efectos del cambio climático amenazan la vida y el sustento de las personas más empobrecidas de las zonas rurales, se pretende iniciar un programa de reforestación y conservación del agua de lluvia, vinculado a una campaña de sensibilización. El proyecto está dirigido a mejorar la resiliencia y la gestión ambiental de las comunidades rurales frente a las ya evidentes consecuencias del cambio climático global.
Las poblaciones de las comunidades rurales de estas áreas tienen una economía prácticamente de subsistencia. Las producciones agrícolas están cada vez más diezmadas por el agotamiento y erosión de los suelos, la falta de lluvias y la falta de insumos, mientras que la ganadería sobrevive con un sistema de nomadismo que va consumiendo los recursos primarios sin permitir la regeneración. El peso de la economía doméstica recae sobre las mujeres y el acopio de agua sobre los niños y las niñas.