El misionero claretiano Joaquín Béjar, párroco de Ruwa y responsable del proyecto Karikoga (Programa Educación Cambia Vidas) en Zimbabwe, se encuentra estos días en España. Finalizadas sus vacaciones ha querido dedicar unos días a la animación misionera con visitas a diferentes posiciones claretianas en Málaga, Granada, Córdoba, Valencia del Ventoso, Don Benito o Canarias y compartir su experiencia de más de 13 años en aquel país africano.
Aprovechando su presencia en Sevilla se han organizado algunas actividades en las que han participado voluntariado y equipo técnico de Proclade Bética y personas vinculadas a la familia claretiana:
– El lunes 23 de septiembre se celebró un encuentro con el equipo técnico de Proclade Bética, y posteriormente con Junta Directiva y equipo ejecutivo de la delegación de Sevilla.
– El martes 24 de septiembre, por la mañana compartió una jornada de trabajo con la dirección y el área de educación de Proclade Bética y por la tarde tuvo un encuentro para jóvenes organizado por ‘Manos Jóvenes-Proclade’.
– Y el miércoles 25 de septiembre, tuvo lugar la charla-coloquio ‘Retos y Esperanzas de la misión en Zimbabwe’ en el salón de actos de la Parroquia San Antonio María Claret.
Joaquín Béjar compartió diferentes aspectos de su vida en Zimbabwe y de la misión de la congregación en este país. Explicó en diversos foros cómo nació el Proyecto Karikoga (el que es pequeño y está solo en la lengua originaria). Así describió cómo el trabajo comenzó realizando visitas a diferentes hogares con los grupos de laicos y laicas de las Conferencias de San Vicente de Paul, en las parroquias que tienen encomendadas los misioneros claretianos en Ruwa, cerca de la capital Harare. Estos grupos desarrollan una labor de detección de necesidades y fue así como se encontraron con la dura realidad de los menores huérfanos por el SIDA y se fue articulando un proyecto de apoyo al acceso a la educación de estos niños y niñas vulnerables. El censo realizado en 2008 detectó que existían unos 2000 menores en esta situación y Karikoga surge para ofrecer alguna respuesta.
Concentrados en dos colegios, San Vincent Primary y Secondary School, las necesidades que se han ido cubriendo han variado a lo largo de estos años: primero se uniformes y matrícula, después transporte y alimentación y actualmente una intervención más integral, involucrando a voluntariado y familias, con talleres de salud, seguridad, cultura… etc. Joaquín Béjar destacó la importancia de la educación para las niñas, como prevención de los matrimonios infantiles, la formación en derechos y la posibilidad de mayores oportunidades personales y profesionales. Afirmó que las niñas tienen mejor rendimiento escolar, a pesar de los innumerables obstáculos para estudiar: carga de tareas domésticas, cuidado de otros menores, inseguridad en el trayecto a la escuela, etc. y añadió que el proyecto es una verdadera oportunidad para muchas de ellas.
En la charla-coloquio del día 25, el misionero claretiano describió algunos aspectos de la vida de Zimbabwe, su contexto sociopolítico, cultural y económico y cómo la Iglesia Católica, que representa sólo un 12%, afronta junto al pueblo los retos de la vida cotidiana y responde al mandato de la Evangelización con un testimonio de compromiso con los más empobrecidos. Detalló las tareas que se impulsan desde las diócesis con presencia de los claretianos en el ámbito del acompañamiento de comunidades de base, formación de agentes de pastoral, educación y formación en salud sexual y reproductiva para los jóvenes, justicia y paz y autofinanciamiento.
Un mensaje claro
Joaquín Béjar quiso dejar un mensaje claro, especialmente al voluntariado de Proclade Bética, y dijo que “como delegación, en este caso en Sevilla, tenemos la misión de ser misión, es decir, ver cómo vamos a ser significativos en la sociedad en la que vivimos”, y esto se consigue “no solo organizando actividades para recaudar y aportar económicamente, hay que ser misión en el estilo de vida, a la hora de transmitir… que uno se crea lo que está haciendo, que vibre con lo que hace”. Además, esta tarea es recíproca, pues como explicó, “desde Zimbabwe también nos lo planteamos, ya llevamos 10 años con el proyecto karikoga y hay que plantearse nuevos caminos y nuevas maneras de transmitir el trabajo que se realiza allí, las oportunidades de transformación allí pero también aquí”.
Desde Proclade Bética agradecemos a Joaquín su disposición y cercanía, todo lo que hemos aprendido de él en los diferentes encuentros y sus ganas de seguir trabajando por conseguir un mundo más justo.