El 17 de noviembre se celebra a nivel mundial y por tercer año consecutivo la Jornada de los Pobres, convocatoria e iniciativa puesta en marcha por el Papa Francisco. Este año y en palabras del Santo Padre, el objetivo es “ser testigos de la esperanza cristiana en el contexto de una cultura consumista y de descarte, orientada a acrecentar el bienestar superficial y efímero”, que haga posible “un cambio de mentalidad para redescubrir lo esencial y darle cuerpo y efectividad al anuncio del Reino de Dios”.
Precisamente, de ponerle fin a la pobreza, es uno de los temas de los que habla el #CódigoODS que ha puesto en marcha la Coordinadora Andaluza de ONGD (CAONGD). Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) constituyen un compromiso audaz para finalizar lo que comenzamos y terminar con la pobreza en todas sus formas y dimensiones para 2030. Esto requiere enfocarse en los más vulnerables, aumentar el acceso a los recursos y servicios básicos y apoyar a las comunidades afectadas por conflictos y desastres relacionados con el clima.
De esto habla el ODS número 1, ‘Fin de la pobreza’: erradicar la pobreza en todas sus formas sigue siendo uno de los principales desafíos que enfrenta la humanidad. Si bien la cantidad de personas que viven en la extrema pobreza disminuyó en más de la mitad entre 1990 y 2015, aún demasiadas luchan por satisfacer las necesidades más básicas.
A nivel mundial, alrededor de 736 millones de personas aún viven con menos de 1,90 dólar al día (2015) y muchos carecen de acceso a alimentos, agua potable y saneamiento adecuados. El crecimiento económico acelerado de países como China e India ha sacado a millones de personas de la pobreza, pero el progreso ha sido disparejo. La posibilidad de que las mujeres vivan en situación de pobreza es desproporcionadamente alta en relación con los hombres, debido al acceso desigual al trabajo remunerado, la educación y la propiedad.
Los avances también han sido limitados en otras regiones, como Asia meridional y África subsahariana, donde vive el 80% de la población mundial que se encuentra en condiciones de extrema pobreza. Además, nuevas amenazas que plantean el cambio climático, los conflictos y la inseguridad alimentaria necesitan mayores esfuerzos para sacar a las personas de la pobreza.
Tampoco hay que olvidar que aproximadamente 1.300 millones de personas viven en la pobreza multidimensional, que la mitad de las personas que viven en la pobreza son menores de 18 años, 1 de cada 10 personas en el mundo es extremadamente pobre… cifras que dan vértigo.
Informe FOESSA de Andalucía de Cáritas
Cáritas Regional de Andalucía presentó a comienzos de octubre las conclusiones del VIII Informe FOESSA sobre exclusión y desarrollo social en Andalucía. El resultado de la encuesta destaca que dos tercios de la población andaluza han recuperado los niveles previos a la crisis, aunque de distinta forma. Esta sociedad se ha reconfigurado en dos grupos: uno de ellos, la sociedad de oportunidades, en el que se encuentran 5,7 millones de andaluces y no tienen ninguna dificultad para su supervivencia; en el segundo grupo, la sociedad insegura, se ubican un millón de andaluces que, aunque disfrutan de una situación de integración, viven al filo de la navaja y tienen la certeza de que no se recuperarían si se presentase una nueva crisis.
En el sector de la exclusión social se encuentra el 18,6% de los andaluces, lo que afecta a alrededor de un millón y medio de personas. Un sector de la población que tiene algún problema relacionado con la vivienda, la salud, el empleo, o han agotado la red de apoyo que les permitía salir a flote. De estos, cerca de 760.000 personas viven la exclusión de forma severa y, de ellos, más de 300.000 acumulan tantos problemas que se podrían considerar descartados por la sociedad.