15 de octubre de 2021. El día 17 de octubre se conmemora el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza. Según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, a nivel mundial, más de 800 millones de personas aún viven con menos de 1,25 dólares al día y muchos carecen de acceso a alimentos, agua potable y saneamiento adecuados.
«En un mundo caracterizado por un nivel sin precedentes de desarrollo económico, medios tecnológicos y recursos financieros, es un escándalo moral que millones de personas vivan en la extrema pobreza», tal y como se asegura en el prefacio sobre Los Principios Rectores sobre la Extrema Pobreza y los Derechos Humanos.
La pobreza no es solo una cuestión económica. Por ese motivo, debemos dejar de observarla exclusivamente como una falta de ingresos. Se trata de un fenómeno multidimensional que comprende, además, la falta de las capacidades básicas para vivir con dignidad. La pobreza es en sí misma un problema de derechos humanos urgente y es a la vez causa y consecuencia de violaciones de los derechos humanos, pues se caracteriza por vulneraciones múltiples e interconexas de los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales, y las personas que viven en ella se ven expuestas regularmente a la denegación de su dignidad e igualdad. Reducir la pobreza y erradicarla es por tanto una obligación de todas las sociedades.
El tema de la conmemoración de este año nos recuerda la importancia de la dignidad, de la solidaridad y de escuchar a las personas más desfavorecidas. El Compromiso de Acción pone de manifiesto estos valores para luchar y acabar con la pobreza. Estos son también evidentes en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible que fija la erradicación de la miseria como el objetivo fundamental y obliga a todos los países a eliminarla, mediante estrategias que garanticen el ejercicio de todos los derechos humanos y aseguren que no se deja a nadie atrás.
La importancia de sensibilizar al público, de la voz y de la participación activa de las personas que viven en la pobreza se reconoce a la vez en el texto de la misma Agenda y en el proceso de las consultas conducidas por las Naciones Unidas que han garantizado que las preocupaciones y prioridades de millones de pobres sean escuchadas y tomadas en cuenta. Su participación activa es esencial para el éxito de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Entre los fines de Proclade Bética destaca el promover el desarrollo integral de los pueblos y los países más desfavorecidos a través del instrumento de la cooperación internacional. Se trata de apoyar proyectos que dinamizan las economías locales, luchan contra las desigualdades e impulsan modelos de desarrollo sostenible tal y como se ha podido ver a lo largo de estos años con nuestro apoyo a proyectos en El Salvador, Costa de Marfil, Zimbabwe o Argentina entre otros.
(FOTO: ONU)