Manuel Ogalla cmf: testimonio de compromiso y comunión

Manuel Ogalla, misionero claretiano de la provincia de Fátima, actualmente desarrolla su labor en Zimbabwe. A principios de este año regresó temporalmente a España para disfrutar de unas merecidas vacaciones, visitar a su familia y amigos, y realizar algunas actividades de sensibilización para dar conocer la realidad y la misión que se desarrolla en este país africano.

En estos días, cuando ya debería estar de vuelta, se encuentra confinado en Madrid debido al COVID19. Allí espera poder regresar a Zimbabwe una vez superadas las medidas sanitarias y de seguridad y restablecidas las conexiones y el paso de fronteras.

En los días previos desarrolló una intensa agenda de visitas y charlas en diferentes posiciones claretianas, en la mayor parte acompañado por voluntarias y voluntarios de las diferentes delegaciones de Proclade Bética: en el colegio Claret de Sevilla, en Córdoba en la Parroquia de Miralbaida, donde participó también en una cena organizada por Manos Unidas; igual que en Málaga en la Parroquia del Carmen donde también participó en la cena de Manos Unidas; el 1 de marzo celebró una Eucaristía y dio testimonio en Valencia del Ventoso y unos días más tarde estuvo presente en Cádiz donde organizó un concierto solidario que congregó a más de 100 personas.

En medio de toda esta actividad, ha tenido tiempo para responder a unas cuantas preguntas que nos ayudan a conocerlo más, conocer su trabajo y la Misión claretiana en Zimbabwe.

  1. Cómo te presentarías: en tus charlas te defines como gaditano y claretiano, ¿qué significa para ti esa identidad?

 Son mis raíces. Todo ser humano se siente construido sobre pilares existenciales y estos normalmente están enraizados en una cultura. Ser gaditano ha definido muchas características de mi personalidad… no hace falta dar más explicaciones de ello para todo aquel que me conozca. Pero mi identidad no está atada a mi origen, no me considero fundamentalista ni estúpidamente localista.

Mi identidad va más allá de unas fronteras geográficas o culturales. Mi identidad vocacional enriquece, plenifica, podría decir que potencia… todo lo anterior. Mi identidad vocacional es la que realmente me define, transformando, mejor dicho, transfigurando mi identidad cultural e incluso familiar. Como hace Jesús cuando llama a los primeros discípulos, les invita a dejar las redes (su vida laboral, su trabajo) y su padre (su apellido, su familia)… los dos vectores identitarios de un judío… para encontrarse con una nueva identidad carismática y vocacional: yo os haré pescadores de hombres. Pero curiosamente la reconfiguración carismática no elimina, sino que redimensiona… siguen siendo pescadores, pero de otra manera (Mt 4, 18-22).

Dando un paso más, desde mi saberme profundamente orgulloso de ser gaditano, desde amar mi cultura y mis raíces, eso me permite poder abrirme a otras culturas y amarlas, porque no salgo huyendo de una realidad que no me gusta… sino porque amo lo que dejo, valoro mucho más lo que me encuentro. De manera que podría incluir un tercer vector identitario: Misionero en Zimbabwe, zimbabuano, si queréis.

Yo soy Manuel Ogalla, gaditano, claretiano y zimbabuano.

 

  1. ¿Cuál ha sido el mensaje que has intentado transmitir en los diferentes sitios en los que estuviste?

 Compromiso y comunión. Quizás esas son las dos palabras claves que dan sentido a todo lo que he intentado transmitir de diversas maneras y en diversos foros.

Compromiso porque nuestras acciones tienen una repercusión, lo veamos o no, seamos conscientes o no. Igual que la pobreza es dialéctica, es decir, que es fruto del abuso y de la opresión de los poderosos. La solidaridad y la justicia también son dialéctica. Nuestra entrega, nuestra generosidad, nuestra solidaridad… puede generar vida y vida en abundancia (Jn 10:10). Por eso es necesario que nos comprometamos, que nos pringuemos. Mojarnos y participar en la causa de los hombres y mujeres. Nos hemos acostumbrado a demasiada comodidad y nos falta arrojo y valentía para comprometernos.

Comunión. Porque solos no podemos. No somos superhéroes ni franco-tiradores. Juntos podemos hacer grandes cosas. Tú y yo si nos unimos podremos cambiar el mundo… hay que intentarlo.

 

  1. ¿Hace cuánto llegaste a Zimbabwe?

Llegué en enero de 2012. Ya he pasado los 8 años.

 

  1. ¿Cuál crees que es el trabajo más importante por hacer allí?

Vivir con la gente. No me cansaré de repetirlo, lo más importante, el pilar desde donde se sostiene el edificio de la acción misionera no es otro que compartir el día a día con la gente. Conocer y compartir las historias cotidianas, la intra-historia como diría Unamuno, la normalidad cultural de los vecinos que nos rodean. No ser un meteorito que lo que toca lo destroza. La transformación que perseguimos necesariamente tiene que partir desde abajo y desde dentro.

Por eso nosotros, los misioneros, tenemos que vivir así desde abajo y desde dentro, compartiendo gozos y tristezas, frustraciones y logros… de ahí el esfuerzo tremendo de inculturación hasta la médula. Al menos así lo entiendo yo. Si queremos tener una palabra significativa con el pueblo y para el pueblo, esa palabra debe nacer desde el pueblo (compartiendo su idiosincrasia, sus marcos culturales, su cosmovisión, sus tradiciones, etcétera). Menos hacer y más vivir desde abajo y desde dentro.

 

  1. ¿Algo que hayas aprendido de la cultura en la zona donde vives?

 Creo que lo más relevante que he aprendido de la cultura Shona es la hospitalidad y la acogida. El hacerme sentir parte de ellos y no un extraño, no un inmigrante. Cuánto tendríamos que aprender nosotros que miramos por encima del hombro a todo el que tenga otro acento, otro color o venga de otro sitio…

 

  1. ¿Cuál es la contribución de Proclade Bética a la misión de Zimbabwe?

Son muchos los proyectos que estamos llevando a cabo gracias a la apuesta de Proclade Bética con aquellas latitudes. Quizás lo más significativo es la opción por la educación y por mejorar el acceso al agua potable. Desde hace años estos son los dos grandes vectores que identifican la acción principal de Proclade en nuestra área.

Para la educación con proyectos como Karikoga, acceso a la universidad del programa ‘La Educación Cambia Vidas’, infraestructuras en St. Claret Chiutsi Primary… Y con respecto al plan plurianual de mejora al acceso potable, tantos y tantos pozos y tanques.

 

  1. De todos los sitios que has visitado, ¿qué es lo que más te ha llamado la atención?

La complicidad que suelo experimentar con la gente. En casi todos los lugares y con casi todos los públicos es tremenda la conexión, como si nos conociéramos de toda la vida. El mensaje misionero es tan potente que provoca en todos una reacción de complementariedad… no sé muy bien cómo explicarlo.

Este proyecto enamora. Quizás porque yo estoy enamorado de ello… por tanto no puedo sino transmitir ese enamoramiento, esa pasión… al final la gente acaba contagiada con ese entusiasmo. Yo no puedo aceptar eso de que no hay profeta en su tierra… lo siento, en mi experiencia eso no es cierto. Me he sentido siempre muy muy bien recibido y apoyado, en todos los lugares sin duda, pero en Cádiz es espectacular. Los gaditanos han mostrado una altura solidaria y generosa increíble… me siento aún más orgulloso.

 

  1. Proclade Bética es tu casa y estas visitas han sido muy importantes para traer la voz de las personas que viven en Zimbabwe, ¿crees que en España hay conciencia y solidaridad de la realidad que se vive en países como en Zimbabwe?

Hay desconocimiento pero sí que hay sensibilidad. Sobre todo por la mediación de los claretianos, la gente tiene cada vez más lazos con la misión.

 

  1. Imagino que quedará mucho trabajo por hacer, ¿hacia dónde irán los esfuerzos cuando vuelvas?

El principal esfuerzo será no claudicar ante la locura administrativa y económica que allí se está viviendo. Intentar mantener la esperanza en un pueblo muy muy castigado por la corrupción, la sequía y ahora también por el COVID19.

Como grupo de claretianos, nuestros esfuerzos van a ir muy dirigidos a la educación y, como decía al principio, caminar codo a codo con la gente.

 

  1. ¿Algún mensaje que te gustaría transmitir a los asociados, voluntariado, colaboradores y afines a Proclade Bética?

 Compromiso y comunión. Como hizo Jesús, optemos por el ser humano. ¡Juntos y juntas cambiaremos el mundo! Yo creo en la esperanza.

 

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