El Día Internacional del Trabajo se celebra el 1 de mayo y este año llega marcado por la crisis que está causando la pandemia del COVID19. Se trata no sólo de una crisis sanitaria, sino también económica y social que va afectar muy sustancialmente al ámbito laboral.
En España, y en todo el mundo, este día tiene un carácter reivindicativo por diferentes causas relacionadas con las condiciones del trabajo. Cuando parece que se ven en el horizonte algunas luces que permitirán salir del estado de alarma y emergencia en el que se encuentran la mayoría de los países, sin olvidar las vidas que se ha cobrado el virus, es el momento de empezar a pensar en medidas que reactiven una economía que ya antes de esta crisis estaba mermada por la precariedad laboral y por la conculcación derechos de una gran parte de personas trabajadoras, que pone empuja a una situación de vulnerabilidad a sus familias.
La Agenda 2030 y sus Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS) insta a los gobiernos y las organizaciones en su objetivo número 8 a promover un desarrollo económico inclusivo y sostenible, basado en una nueva concepción del pleno empleo y el trabajo decente.
Una mirada a la realidad global nos muestra situaciones de trabajo infantil, ausencia de protección social para las familias, las madres y los mayores, falta de oportunidades para acceder al empleo a las personas jóvenes, los inmigrantes, otros colectivos… sin mencionar una inmensa cantidad de personas que trabajan de forma remunerada pero que no pueden alcanzar la subsistencia con sus bajos salarios.
Esta es una interpelación y una llamada que procuramos atender desde Proclade Bética, a través del apoyo a proyectos de cooperación internacional que se desarrollan en países como Ecuador, Bolivia o El Salvador junto a entidades socias locales, que tienen como centro el reconocimiento del valor del trabajo de la persona, el reconocimiento de los derechos y oportunidades laborales de hombres y mujeres, la dotación de medios y capacitación adecuada y de herramientas para que sea posible un trabajo digno que reporte el sustento necesario.
En este día recordamos de forma especial la lucha de trabajadores y trabajadoras durante años para conquistar derechos en el ámbito del trabajo, incluso pagándolo con sus propias vidas, muchos de los cuales hoy se consideran alcanzados, y otro muchos están en peligro por una concepción mercantilista y acumulativa de la producción que como dice reiteradamente el Papa Francisco, lleva al descarte de millones de personas y pone en peligro las bases naturales del Planeta.
Hoy, el Día del Trabajo, amenazada la humanidad por una pandemia que tendrá un impacto de dimensiones desconocidas en la economía, recibimos la invitación de la entidades que conforman la plataforma Iglesia por un Trabajo Decente de superar los planteamientos individualistas y comprometernos solidariamente con la comunidad humana y el bien común, poniendo en el centro, siempre, a la persona.