29 de abril de 2021. El Día Internacional del Trabajo (1 de mayo) de este 2022 se celebra todavía bajo la sombra de la pandemia del COVID-19, que como ya se ha podido ver durante este tiempo no es solo una crisis sanitaria sino económica y social, que ha deteriorado aún más la situación del empleo en todo el mundo.
Desde la misión y los valores que se impulsan en Proclade Bética, a través de los proyectos de cooperación internacional para el desarrollo, la acción social en España y la promoción de un voluntariado transformador, el trabajo es un derecho básico que pone en el centro a la persona, desde el reconocimiento de los derechos y oportunidades de hombres y mujeres, y la posibilidad de proveer de medios para satisfacer sus necesidades y las de sus familias y comunidades.
Tampoco debemos de olvidarnos de la Agenda 2030 y sus Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS), que insta a los gobiernos y las organizaciones en su ODS número 8 a promover un desarrollo económico inclusivo y sostenible, basado en una nueva concepción del pleno empleo y el trabajo decente.
Desde ITD
Para este 1 de mayo y al igual que otros años, hacemos propia la invitación de las entidades que conforman la plataforma Iglesia por un Trabajo Decente (ITD)(Cáritas, Conferencia Española de Religiosos CONFER, Hermandad Obrera de Acción Católica HOAC, Justicia y Paz, Juventud Estudiante Católica JEC y Juventud Obrera Cristiana JOC).
Bajo el lema ‘Sin compromiso no hay trabajo decente’, la Plataforma avisa de que “nos encontramos en un momento en que está bajando la tasa de desempleo -aunque aún sigue siendo muy elevada-, pero a su vez se ha producido un aumento de la inactividad”. Además, pese a las cifras positivas, “seguimos teniendo un mercado de trabajo caracterizado por la inestabilidad e inseguridad, que perviven incluso en tiempos de crecimiento económico, intensificando la precariedad y las posibilidades de estar en situación de desempleo”.
A pesar de que se está generando empleo, “las condiciones laborales siguen sin ser dignas, lo que hace que muchas personas, a pesar de tener un trabajo no consiguen salir de la pobreza”. Además, “continúa teniendo un gran peso del desempleo juvenil; más de un millón de hogares tiene a todos sus miembros activos en situación de desempleo y la desprotección frente al mismo es muy alta”. Estas situaciones de exclusión se intensifican entre las personas de origen extranjero, “sobre todo si se encuentran en situación administrativa irregular, no teniendo posibilidad de acceso al mercado laboral regular ni al sistema de protección”.
Ante esta situación, está claro que sin compromiso no hay transformación posible. Un compromiso ligado a la solidaridad, al bien común, lo colectivo y justicia social.
ITD reivindica:
- La igualdad salarial por razón de género. Así como políticas sociales y de género que permitan a las mujeres el acceso a las mismas oportunidades laborales que los hombres, garantizando la conciliación de la vida personal y laboral.
- Creación de empleo juvenil de calidad. Para que las jóvenes desempleadas y/o precarias tengan acceso a un trabajo digno; relacionado con sus estudios y/o vocación. Generando empleo de calidad y la gestión de medidas necesarias para disminuir el desempleo juvenil, la migración de jóvenes y la temporalidad.
- La promoción de un entorno de trabajo seguro. Con la puesta en marcha de políticas activas y la financiación de proyectos preventivos que doten a las trabajadoras y trabajadores así como al propio entorno de trabajo.
- Que las personas empleadas de hogar tengan acceso a los mismos derechos que el resto de trabajadores y trabajadoras, reconociéndose definitivamente su derecho a la prestación por desempleo.
- La regularización urgente de las personas migrantes en situación administrativa irregular, para que puedan tener acceso a sus derechos de ciudadanía.
- El acceso a medidas de protección social para aquellas personas que no puedan acceder a un empleo.
Por todo, nos unimos a la reclamación de ITD, junto al Papa Francisco, el trabajo “especialmente trabajo decente y no de cualquier modo”, como garantía para la inclusión, el desarrollo y la dignidad de las personas. Y animamos a que en este 1º de Mayo “nos unamos, como comunidad cristiana, en el compromiso por la defensa del trabajo decente, participando en los actos reivindicativos y celebrativos que se realicen en las diócesis; apoyando su visualización y difusión; contribuyendo así a que nuestro mensaje pueda llegar con fuerza en la esperanza de que el trabajo decente pueda ser una realidad para todas las personas”.